sábado, 22 de mayo de 2010

Il bianco mondo di Bianca

Son las 7 de la mañana, Bianca abre sus ojos después de la larga noche. Lo primero que percibe son las luces del sol que lentamente se infiltran por la ventana en su cuarto. Poco a poco empieza a reconocer los familiares olores y colores de su casa. Por el momento todo se encuentra silencioso, sus papas deben dormir aún.

Mientras tanto ella empieza a estirar su pequeño cuerpo, sus brazos ceden lentamente y su boca deja escapar un bostezo. Lentamente, inicia una serie de juegos con su boca, emite minúsculos sonidos moviendo sus manos al compás.

Sus palabras, aún incomprensibles en su totalidad para sus papas, se alargan y los sonidos que canta se vuelven cada vez más sonoros.

Después de un rato, descubre una sonriente cara que la observa desde lo alto. Reconoce esos ojos y esa boca, debe ser su papa. Este le acaricia el pelo mientras emite extraños sonidos, incomprensibles para Bianca.

Pero ella percibe la alegría que él tiene al estirar sus largos e infinitos brazos para rodear su cuerpo, posteriormente siente como pierde la resistencia del suelo e inicia un vuelo por todo el cuarto; contemplando maravillada todos los peluches que se encuentran en su habitación. Desde las alturas todo es fantástico.

Continúa su vuelo hasta llegar a la cama de sus papas, ahí reconoce a su mama, quién aún se encuentra durmiendo, envuelta en un mar de sábanas. Con sus sonidos emocionados la saluda mientras se apresura a saltar para estar a su lado.

Disfruta sentir su aroma, le es tan familiar. Al estar ahí acostada a la par de su mama, ella se siente completa, se emociona al ver su sonrisa y se alista para iniciar un nuevo día. Ella sabe que pronto le cambiarán su pañal y sentirá el agua cayendo por su pecho.

Por el momento se limita a comer, sintiendo el calor del cuerpo de su madre, mientras el amor y la inocencia que la rodean la protegen de aquel extraño mundo gris que se encuentra allá afuera, muchas veces incomprensible aún para otros que llevan tanto tiempo viviendo en el.

miércoles, 30 de abril de 2008

La máscara del rio azul

Había estado ahí por años, escondida en las entrañas de la selva, esperando ser soñada...

Transcurrían dias calurosos en aquella época del año; justo llegaba el solsticio de verano y el maíz brillaba como el oro bajo el párpado caído de la tarde.

Por la noche reasumían sus posiciones de batalla. Los mayas cercaban el territorio tolteca con cautela y las batallas eran cada vez mas férreas y cruentas.
Ambos bandos evocaban en macabros rituales a demiurgos sacrílegos e iracundos, en cuyo nombre derramaban la sangre que teñía los riachuelos afluentes de los erráticos paisajes.

El avance era pausado, pero la victoria se antojaba cerca para Hamburú, cuya expensión imperial, sometía sin piedad a los pueblos rebeldes de las antiguas dinastías.

La noche antes de sitiar la ciudadela de Tinamit Ara, Hamurú, con su rostro expuesto a la luna llena, soñó con una pirámide de infinitas proporciones, cuyo acceso asimilaba a un laberinto. Ésta irradiaba un dorado de inimaginable pureza y a su alrededor una multitud intentaba torpemente acceder su entrada, vedados de sus secretos por ser simples mortales.

Él sabía perfectamente que había sido llamado a ese lugar con el propósito de ser retado, los dioses de otras dimensiones buscaban poner a prueba su poder.

Uno a Uno, Hamurú desafió a todos los guerreros que intentaban accesar la pirámide, derrotándoles despiadadamente.

Finalmente sabiendose vencedor, escaló tortuosamente la pirámide, cuyas escaleras se veían transformadas en un sendero de luz, en un flujo que conducía directamente al sagrado templo de los sueños, en cuyo centro recidía una mística máscara azul.

Haramurú la tomó como botín de su lucha y contempló el universo a través de ella. En su lado anverso estaban incriptos los símbolos de un lenguaje atemporal, en los cuales Hamurú pudo desentrañar el pasado y el efímero futuro de la humanidad.

Lentamente descifró sílaba por sílaba los soles y las lunas de la raza humana desde su génesis hasta su inextricable desaparición.

Su voz se escuchaba lejana mientras recitaba aquellos épicos versos, intangibles, ajenos a su existencia, pero vagamente familiares.

Los ríos dejaron de fluir..
llegó lentamente la sequía, un pueblo pereció
mientras los que lograban escapar huían a otras tierras, unos pocos se quedaban para ver el ocaso, de aquel vasto imperio, el linaje maya.

martes, 29 de abril de 2008

Espejos

los espejos no mienten, la verdad nos delata
las islas no mienten, el mar y el hombre siempren seran uno
el mar es el espejo de nuestra inmensidad
somos ilusiones
somos un espejo de cosas mas grandes que no logramos comprender

lunes, 19 de noviembre de 2007

Inventario

hemos de mantener, en el inventario
ciertas emociones vivas
pues si las emociones matan
deben también curar...




Estos días me he dedicado a redescubrir mi niñez, me he dado a la tarea de la memoria, de las cosas que uno casi inconscientemente va guardando, aleatoriamente. Documentos de la vida, inspiradores e incomprensibles, fragmentos de nuestras anteriores cosmovisiones y estructuras mentales. Aquellos de los que Cortazar habló, instantes, atrapados en el vacío interior, y que con imaginacion damos vida y color, uniendo cada uno de esos fragmentos, como un laberinto que lentamente encuentra su salida, construyendo desde lo pasado su futuro.

Quien no recuerda no es capaz de amar, quien no recuerda no puede tomar la conciencia de un antes y un despues, solemos olvidarlo en la era del pragmatismo, de la posracionalización, donde la retroalimentación del ayer se pierde, y genera un presente ciego, que tropieza sin rumbo determinado.

Los espacios cambian, el habitar físico toma nuevas formas, la incorporación de los silencios, del vacío, del mundo virtual que nosotros creamos. Ignorar por un segundo la existencia y ser algo abstracto en este tiempo, ser ideas sin barreras físicas, que cuando vuelan muy lejos pierden sus raíces y divagan por la vida al azar. Del azar resulta el equilibrio, el ayer es un contrapeso del mañana y de estas fuerzas moldeamos el presente, como un mosaico de todas nuestras posibilidades entre el ser y la nada.

miércoles, 24 de octubre de 2007

10:00 a.m.

Me encantan las mañanas.. hoy me lo vuelvo a reafirmar

Siempre me ha llamado la atención la dualidad Noche/Día que maneja el ser humano, en mí suele ser bien fuerte. Creo que somos seres completamente distintos, dependiendo de las posiciones de la luz y del tamaño de la luna. Debe existir entonces un punto del día, que alcance nuestra máxima concentración de energía, donde como ser humano podemos alcanzar nuestro mayor potencial.

Hoy tuve una leve sospecha que mi hora cósmica designada por el universo (para que suene exótico) es 10.00 am.

Un día soleado, con un cielo despejado suele despertar mucha alegría en mi espíritu. A esa ecuación se suma la sombra que los árboles proyectan sobre la acera y el clima único que produce este país (una especie de brisa templada-soleada que crea en mi cabeza una noción de perfección climática).

Recorrer las calles, con pausa, sin prisa, pensar en momentos gratos que he vivido en esta precisa esquina que recorro por segunda vez, imaginar que conozco a esa persona que me sonríe mientras pasa a mi lado, y sentarme en un café por un rato a leer un poema, continuar caminando, sin rumbo fijo, dejar que las ocupaciones pendientes sean olvidadas por momentos y sentir alegría, simple e infantil.

No se si tiene sentido, pero toda esta reflexión desordenada perduró por los breves minutos de mi caminata a lo largo de una calle que quisiera recorrer por años y meses, compartirla con la gente que quiero, ir haciendo escala en los lugares que me gustan y que el tiempo permanezca fijo, el sol también, que la sombra de los árboles se refleje constantemente en el mismo ángulo y mi mente pueda pensar que es tan linda la mañana, que es tan rico sentir esta brisa en mi piel, cuando salgo a caminar sin rumbo, siempre que haya sol y sean las 10 de la mañana.

miércoles, 17 de octubre de 2007

Reencuentros

-vuelo 327 de TACA con destino a Panamá, ahora abordando por la puerta 5A-

"Siempre me han gustado los aeropuertos, ver a la gente en constante movimiento, puntos de transición entre redes aéreas, que conectan invariablemente la humanidad de diversos paralelos y latitudes."

Ese día tomó un taxi, al centro. Ella no sabía que él había regresado.
Se dirigió a un bar cercano y ordenó un café con leche, un periódico para pasar el tiempo. Luego de darle tres vueltas al crucigrama y formar algunos dibujos en el borde externo, observó fijamente a través de la ventana. Al otro lado de la calle, la acera brillaba bajo el duro sol de mediodía, la avenida desierta, abandonada, solo vuelta a vida con el ocasional paso de un carro.

"el suelo tiene sed", pensó.
Observó detenidamente el cielo, "probablemente llueva más tarde".

Entre los carros y el duro sol de mediodia se respiraba un insportable calor de cemento. Ella cambió de estación por tercera vez.

-la situación de criminalidad continúa al alza, según el reciente resultado de los indicadores publicados...-
la manecilla del radio cedió nuevamente, en vano.

Apagó la radio; intentaba distraerse, pero la idea no paraba de dar vueltas en su cabeza. Justo en esos días presintió que algo fuerte sucedería. No tenía noción clara de un que, mucho menos un como, pero se mantuvo alerta.

De vuelta en esta ciudad, se sentía como un extraño, todo había cambiado, tantos años ya. Solía ir al parque, cuando era joven todavía. Por aquella época, pasaba el tiempo imaginando sueños sin vida, divagaba por las tardes y las manecillas del reloj carecían de sentido, el tiempo era difuso.

Constantemente pensaba en dejar todo e irse a viajar por el mundo, recorrer lugares insólitos y saciar su hambre de conocimiento, que se veía limitada ese país de hambruna creativa.

Su mente se perdía con facilidad entre los colores del cielo veraniego, despejado, colmado de tonos azules cristalinos. En los días grises se hundía en el sillón, ante la impotencia de no poder escapar del tormentoso cotidiano.

Las cosas tenían poca importancia, así pasaban sus días, intentando en vano plasmar ideas en un papel en blanco, rindiendose ante el sueño borroso que era esa realidad.

Llegó tarde al almuerzo con su amiga, cita que convino en realizar para olvidarse del vago asunto que la atormentaba. Luego de hora y media de una insignificante conversación, más parecida a monólogo, se resignó a seguir dando vueltas a su preocupación.

"Recuerdo el día en que nos conocimos. Hablamos sobre la verdadera dimension del universo, mencioné de paso algunos teoremas de la cuarta dimensión (claramente intentando impresionarla). Discutimos sobre literatura latinamericana, yo concordaba con Borges y su idea del otro yo, reflejado en el mundo de las ideas. Ella se fascinaba con la poesía, y me leyó algunos de sus poemas; fue como encontrar algo que hace tiempo había olvidado que buscaba."

"Esa tarde en el parque pude observar el cielo en su mirada, mientras yacía inerte, acostada en la grama (que es como universo). Anhelaba encontrar palabras, pero siempre supe que estaban demás."

Absurdamente, estaba ahí nuevamente, intentando revivir ese momento con una llamada; aferradose al recuerdo de un instante atemporal, borroso por su prisa y sus elementos color sueño.

-¿va a querer otro café?-
-...eh... no, gracias.- replicó.
Miró su reloj, era la una.

Salió del lugar, un puño de nubes empezaba lentamente a poblar el cielo, creando sombra al sol; se preveía una tarde lluviosa.

Recorrió lentamente la calle, dobló por la izquierda, luego tomó un camino estrecho a su derecha, nunca supo exactamente hacia donde se dirigía, ni porque intentaba evitar lo inevitable. Eran notables las calles prácticamente desiertas, parece que a esa hora todos se refugiaban en sus casas, previendo lo que podía pasar.

Las cosas han cambiado, pensó.

Sacó de su bolsillo un pequeño papel. En el centro, trazado con lineas nerviosas, su nombre en azul, Adriana, 557-34897-23, tantos recuerdos que venían a su mente.

Una gota cayó repentinamente sobre el papel, la lluvia comenzaba, tomó refugio debajo de una parada de bus, sentado, solo. Pensó en el pasado, ansiandolo nostalgicamente por un momento. Rememoró su niñez, los pocos recuerdos que tenía de su distante tierra llamada patria. Recordó sus sueños de jóven (a veces le repugnaba haber cambiado tanto), suspiró.

-Adriana. ¿Me estás escuchando?-
-...-

El sonido de la lluvia la hizo volver de golpe a la realidad, replicó instintivamente a su amiga que debía marcharse, que tenía algo urgente entre manos. Acababa de recordar algo que por años había tratado de olvidar. Sabía que él regresaría, que era en vano ignorar su existencia, intentar desaparecer.

Los sentimientos encontrados de tristeza y alegría que conlleva la lluvia cuando cae, le dijeron que ese era el momento. Movido por la emoción mas que el pensamiento se dirigió hacia una cabina telefónica color rojo.

Ella supo en ese momento que regresar a casa ya no era una opción, una terrible angustia se apoderó de todo su cuerpo, las gotas no cesaban, su celular empezó a sonar, era hora ya.

-...aló...-
-...-
-...hola, siempre supe que regresarías...-

martes, 16 de octubre de 2007

noche, desvariando.

Nunca fuiste capaz de romper el marco...

...transformar tus moldes infalibles y dogmáticos, entender que eso enfrente tuyo es vida y solo sensorialmente se logra palpar. Los colores del cielo no fueron lo suficientemente irisorios, tampoco las ideas abstractas que moldeamos conversando. No encontramos tierra fertil para transformarnos en jardines, de figuras incomprensibles y con formas al azar.

Dormir tantas noches juntos bajo una bóveda circular, de lineas que tienden al infinito. Nuestro espejo que refleja el micro en el macro (o viceversa); sortilegio de mundos paralelos, capaz de las ideas mas abstractas. Aquel al que gnosticos, dogmaticos y filósofos, intentaron dar forma en su cabeza, transformarlo hasta encontrar algun ínfimo sentido, para ceder postmodernicamente a la relatividad. Crear amplias brechas de concreto, entre islas de individuos escondidos tras una máscara, una pantalla anónima; con un frío que sabe a soledad, porque hace tiempo el mundo olvidó su forma original.

Hablar por hablar, olvidar lo que es doxa y episteme, llenar vacios con consumo, desmemoriar. Vaciar el contenido de la caja metafisica, para ceder ante un nuevo imaginario, creado por moldes en masas, masticado y escupido para ser tragado, impulsivamente, hasta vomitar desde las entrañas tanta mierda y respirar por un segundo, desvariando.

Concebirme abstractamente para escapar, viajar a lo intangible por períodos intermitentes, romper el imaginario humano, reinterpretarme sin parametros, sin mediciones estandarizadas. Olvidé que el cotidiano implica anestesia, adormecimiento de sentidos, colores desteñidos que matizan reflejos tono gris.

La mente es un arma doblefilo, compuesta de ideas en forma curva, razonadora de imperfecciones, de cuyas oblongas formas brotan nuevas líneas, que trazan nuevos recorridos entre surcos de ideas, hasta alcanzar el infinito, o hacerlo mas fácil de soñar.

Nunca comprendiste, no creo que entendás. Mi monologo no suele tener fin ni comienzo establecido, presupone tus ojos en los míos y no considera tus palabras que no existen, que no coinciden con la forma en que te invento cada noche.